Creo en la educación

Creo en la educación

martes, 17 de marzo de 2009

El mundo está en sus manos.

Son pequeños, son juguetones, son alegres, son ocurrentes… Cada día me enseñan algo nuevo. El mejor momento es la llegada, los buenos días, las cosas que traen de casa y la asamblea. Aquí nos sinceramos, hablamos desde lo mundano hasta lo divino. Descubro como razonan sus mentes, como deambulan de unos intereses a otros, como ven el mundo y sobre todo como aprenden y van construyendo sus interesantes ideas.



Imagina

En un lugar de los sueños
donde la vigilia calla
duerme escondida en penumbras
la paleta de la infancia.

Y con su pincel de espuma,
de duendecillos, de hadas
pinta de noche en la sombra,
pinta con la luna blanca,
rayones de colorines,
colores de fresa y nata,
dinosaurios y dragones,
princesas, brujas aladas,
almíbar de cocodrilos,
ruiseñores que no cantan,
chocolate de cañones
y guerreros que no matan.

Todos a una dispuestos
a bailar la misma danza,
y el cuadro queda perfecto,
sin estridencias ni tacha.
Todo sirve, nada sobra:
la línea gorda, delgada,
la línea de cascabeles
y la del burka tapada,
la línea que lleva toga,
la línea que lleva azada,
la negra y la amarilla,
la más lisa, la ondulada,
la azul que parece rosa,
la rosa que es azulada.

Todo sirve, nada sobra,
nada sobra y nada falta.
No falta ni la pintura
que de la paleta mana.

Hasta que aparece el sol
en un rincón de la estancia
con su brillo, con su luz,
con su realidad amarga
y le da vida a ese cuento
que al despertarnos se apaga.



Carmen Rodríguez Díaz