Creo en la educación

Creo en la educación

lunes, 19 de octubre de 2009

Crecemos juntos




Durante estas dos o tres primeras semanas hemos fomentado la interacción con el entorno y el conocimiento entre los pequeños, pero también ha sido fundamental organizar las rutinas cotidianas desde el primer momento. Ellos necesitan un ritmo establecido que debe repetirse todos los días de la misma forma y en la misma franja horaria. Ese funcionamiento les ha dado seguridad y, por tanto, tranquilidad.
Nos hemos dedicado a actividades sencillas y lúdicas, como cantar, jugar y potenciar la expresión oral y las hemos realizado de forma repetitiva para que se fijaran en cómo hacerlas, se animaran a participar y fueran adquiriendo conocimientos y hábitos.

Parece que fue ayer cuando llegó el grupo anterior, con los mismos miedos, con los mismos temores, y ya crecieron y ya se nos han ido. Cada comienzo de ciclo sentimos de verdad ese río que nos lleva y nos damos cuenta que la corriente no para, pero que a su vez también rebosa de experiencias y recuerdos maravillosos: como el ir viéndolos crecer, como el de la despedida con sus familias o cuando se convirtieron en “caballeros del medio ambiente”. Recuerdo sus caritas de emoción en el acto solemne en el que fueron nombrados. Ellos repetían con sus ojos brillantes: “Me comprometo a cuidar siempre del planeta y de sus habitantes”. Abandonaron el ciclo sintiéndose mayores y con una idea clara: “Somos ciudadanos del mundo”. Que así sea y que todos aprendamos de su ejemplo, porque, como decía Robert Fulghum: “Todo lo que hay que saber sobre cómo vivir y qué hacer, y cómo debo ser lo aprendí en la escuela infantil”.








Hemos empezado otra vez y podemos decir que estamos adaptados y que nos espera un magnífico camino para crecer juntos. Ellos descubriendo cada día cosas nuevas y nosotras aprendiendo y disfrutando a su lado. Bienvenidos a la escuela.



martes, 14 de abril de 2009

“CUNUPLÁN”



CUidemos NUestro PLANeta






Es cierto que se abren agujeros en la capa de ozono. Es cierto que los bosques del Amazonas desaparecen, que se destruye el suelo interesadamente, que los climas se modifican, que los glaciares se deshielan. Es cierto que el hambre engulle a continentes enteros y sus desheredados llaman con insistencia a las puertas del bienestar (¿qué otra cosa pueden hacer?). Es cierto que existen enfermedades incurables, que se multiplican los depósitos nucleares, las lluvias ácidas, las armas… y que parece necesario e inevitable el suicidio de la humanidad entera.

Pero también es cierto que aún podemos disfrutar de rincones maravillosos con bosques, ríos, lagos, montañas, llanuras… Y que, a pesar de todo, los seres humanos albergamos en nuestro interior la energía y la creatividad necesarias para luchar contra el deterioro del planeta y de nosotros mismos.
Hemos hecho grandes cosas a lo largo de la historia, sobre todo cuando hemos unido nuestros esfuerzos y hemos trabajado en equipo. Empecemos por los más pequeños: que conozcan nuestro mundo. Mostrémosles esas maravillas del planeta y de las personas y pongámonos manos a la obra.





Este es el objetivo de CUNUPLAN: acercar a las familias, a través de sus hijos, el deseo y el afán por CUIDAR NUESTRO PLANETA, empezando por aquello que SÍ está a nuestro alcance, las pequeñas cosas.






ÚNETE A NOSOTROS

martes, 17 de marzo de 2009

El mundo está en sus manos.

Son pequeños, son juguetones, son alegres, son ocurrentes… Cada día me enseñan algo nuevo. El mejor momento es la llegada, los buenos días, las cosas que traen de casa y la asamblea. Aquí nos sinceramos, hablamos desde lo mundano hasta lo divino. Descubro como razonan sus mentes, como deambulan de unos intereses a otros, como ven el mundo y sobre todo como aprenden y van construyendo sus interesantes ideas.



Imagina

En un lugar de los sueños
donde la vigilia calla
duerme escondida en penumbras
la paleta de la infancia.

Y con su pincel de espuma,
de duendecillos, de hadas
pinta de noche en la sombra,
pinta con la luna blanca,
rayones de colorines,
colores de fresa y nata,
dinosaurios y dragones,
princesas, brujas aladas,
almíbar de cocodrilos,
ruiseñores que no cantan,
chocolate de cañones
y guerreros que no matan.

Todos a una dispuestos
a bailar la misma danza,
y el cuadro queda perfecto,
sin estridencias ni tacha.
Todo sirve, nada sobra:
la línea gorda, delgada,
la línea de cascabeles
y la del burka tapada,
la línea que lleva toga,
la línea que lleva azada,
la negra y la amarilla,
la más lisa, la ondulada,
la azul que parece rosa,
la rosa que es azulada.

Todo sirve, nada sobra,
nada sobra y nada falta.
No falta ni la pintura
que de la paleta mana.

Hasta que aparece el sol
en un rincón de la estancia
con su brillo, con su luz,
con su realidad amarga
y le da vida a ese cuento
que al despertarnos se apaga.



Carmen Rodríguez Díaz